Discusiones en la pareja

por Teresa Vaquero Romero

Discusiones en la pareja

Las discusiones de pareja tienen ventajas e inconvenientes. Te ofrecemos reflexiones acerca de las discusiones en la pareja, sus virtudes, sus problemas, sus peligros, sus motivos, etc. y las reconciliaciones, con sus ventajas e inconvenientes.

Las discusiones en la pareja

¿Cuáles son los principales motivos de las discusiones de las parejas?

Las discusiones en pareja son necesarias ante los desacuerdos, lógicos entre dos personas, con el fin de negociar soluciones ante los problemas o expresar opiniones aún con distintos puntos de vista. La pega es que hay parejas que no saben discutir, no se escuchan, no se centran en las soluciones, sino en buscar culpables y defender sus respectivas posturas, a veces de forma agresiva (enfadados, gritando, irónicamente…) así cualquier tema en el que haya desacuerdo, por nimio que sea, es susceptible de provocar discusiones destructivas donde lo importante es ganar al otro. En general, la familia política y la educación de los hijos son temas de discusión recurrentes en las parejas que acuden a terapia para mejorar su relación.

¿Quién suele ceder antes en la pareja, el hombre o la mujer? ¿Por qué?

Suele ceder el más inhibido, el que huye de los conflictos o convive con una persona con un estilo de comunicación más agresivo. No es cuestión tanto de sexo como de personalidad. El que cede acaba con la discusión, aunque no llegue a un acuerdo satisfactorio, a corto plazo cesa la situación que vive de forma aversiva, pero a medio o largo plazo la insatisfacción ante su cesión pasan factura, la discusión puede volver a darse y la frustración y el malestar en la relación se afianzan ante su incapacidad para discutir de forma constructiva.

¿Por qué nos cuesta dar el primer paso a la hora de pedir perdón?

Nos cuesta pedir perdón cuando creo que la culpa no ha sido mía, si culpo al otro del agravio y no me responsabilizo de mi parte de culpa. El enfado tras la discusión y el orgullo no facilitan ese paso. A veces no somos conscientes del dolor causado o creemos que la otra parte exagera. A veces no nos han enseñado a hacerlo o denota una clara falta de compasión, arrepentimiento o empatía.

Y al mismo tiempo, a veces también nos cuesta mucho perdonar. ¿Por qué?

Nos cuesta perdonar cuando ha sucedido lo mismo muchas otras veces o lo que nos han dicho o hecho no estoy dispuesto a perdonarlo. Quizás no hay que perdonarlo todo. A veces perdonamos en el momento, otras es cuestión de tiempo, hay que dar tiempo para el perdón y facilitarlo con arrepentimiento e intención de enmienda.

¿Podría darnos algunos consejos y pautas para facilitar una reconciliación después de una discusión de pareja?

Dar un tiempo a que el enfado se pase, no ser orgulloso y  no dejar que un malentendido o desacuerdo ponga en duda una relación con otras muchas cosas buenas. Enfadarte con quien quieres es normal, nos enfadamos con nuestros padres y hermanos, cómo no hacerlo con nuestra pareja. Lo importante es reconciliarse y analizar en frío qué ha pasado, en qué hemos fallado y tratar de corregirlo para que no vuelva a pasar. Ser humilde y aceptar nuestros errores, respetar el enfado del otro y darle tiempo a que esté preparado para perdonarnos y hablar de lo ocurrido.

 ¿Se puede aprender de las reconciliaciones? Es decir ¿es posible que la pareja salga reforzada de una discusión/reconciliación?

Si aprendemos de ello, mejoramos nuestra forma de comunicarnos, expresar desacuerdos y enfados, la pareja sale reforzada y preparada para solventar mejor el próximo  malentendido o desacuerdo. Si no aprendemos ni cambiamos nada, podemos dejar de sacar temas importantes por no discutir, pero que no se resuelven, sino que se acumulan hasta que salen de mala manera y/o en un mal momento, haciendo imposible negociar ni resolver nada.

Y al revés, después de una crisis fuerte y a pesar de una reconciliación, ¿las parejas pueden quedar “tocadas”? ¿en qué sentido?

A veces, tras muchas discusiones, sufrimiento y peleas la pareja deja de sentirse atraída, respetada y querida, haciéndose cada vez mayor la insatisfacción y el deterioro de la pareja. Esta incapacidad de resolver conflictos o respetar y aceptar distintos puntos de vista o necesidades son caldo de cultivo para la infidelidad y la separación.  Si no hay perdón la crisis no se supera.

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